San Judas Tadeo

Su fiesta se celebra el 28 de Octubre, junto al apóstol San Simón.

San Judas Tadeo nació en Caná de Galilea, era agricultor. Su padre fue Alfeo Cleofás, hermano de San José y su madre María Antera, prima hermana de María Santísima. Tuvo cuatro hermanos: Santiago el Menor, apóstol; José llamado el Justo; Simón, Obispo de Jerusalén y María Salomé, madre de Santiago el Mayor y de San Juan Evangelista.

El reservado y paciente agrónomo, al escuchar la palabra de su primo Jesús, dejo su trabajo para integrarse a la legión de discípulos del Mesías, convirtiéndose en uno de sus apóstoles; siendo el más grande y fervoroso predicador de la doctrina del Maestro.

Llevo el mensaje mesiánico hacia las regiones de Galilea, Judea, Asia, Egipto, Éufrates, Tigris, Libia, Samaria, Edesa y Babilonia, llegando hasta los confines de Siria y Persia. En su paso por estos lugares sufrió crueles persecuciones, más ello no lo detuvo para realizar numerosos prodigios y con su prédica transformo cientos de personas al cristianismo, entre ellos al Rey Acab de Babilonia.

Transitando por numerosos caminos con su hermano Simón, llego a Persia donde todas las mujeres eran iguales “madre, tía, hermanas, sobrinas”; los muertos eran llevados a los bosques para que fueran devorados por los animales, entre otros tratos y actos que atentaban contra los valores morales y cristianos. San Judas recorrió todo el territorio, predicó corrigiendo todos los vicios y errores, logrando convertirlos a todos (cien mil habitantes); bautizó y dio la confirmación e hizo matrimonios masivos. Con la ayuda de todos levanto capillas donde el pueblo iba a rezar y a escuchar el Sermón de los Apóstoles; hizo que enterrasen a sus muertos y todos lograsen vivir felices cumpliendo con la Ley de Dios y sus principios valorativos.

San Judas TadeoEstos actos de San Judas Tadeo, entregado a un pueblo especialmente reconocido por sus propias experiencias y conocimiento, hizo que los idolatras desairados y habiendo perdido credibilidad, decidieran adelantárseles a los Apóstoles en su peregrinaje a la próxima ciudad, Suamir; allí mal informaron al pueblo diciéndoles que habían llegado dos extranjeros que estaban quitando el culto a los dioses y que debían morir. Al llegar los Apóstoles fueron recibidos con gritos hostiles, maltratados sin misericordia y apresados, siendo conducidos al templo para que adoren al Sol y la Luna. Fueron abandonados en el santuario, encadenados hasta el nuevo día en que los sentenciaron a muerte; fuera de la ciudad San Simón fue muerto con golpes de mazo en la cabeza y a San Judas lo decapitaron con un hacha. Santoral, 28 de Octubre.

Se encuentra escrito en Crónicas de la época testimonios señalando que, en el momento en que murieron hubo un fuerte temblor, se cayó el templo de adoración al Sol y la Luna, y quedo destruido el altar de los ídolos, huyendo todos los agresores aterrorizados. Al saber la noticia el Rey Acab llego con sus soldados y recogió los cuerpos, llevándolos a Babilonia. Cuando los mahometanos se apoderaron de Persia, sus restos fueron llevados a Roma. Existe la creencia de que el Papa León III, después de haber coronado emperador a Carlo Magno en el año 800 se los donó, siendo conducidos sus restos a la Basílica de San Saturnino de Tolosa (Francia), donde son venerados por miles de devotos, luego de su descubrimiento en 1511.

El 28 de Septiembre de 1941 se fundó en la Ciudad de Los Reyes (Lima- Perú), el Apostolado Franciscano de Caballeros de San Judas Tadeo, con sede en la Basílica Menor de San Francisco, donde se guarda la reliquia sagrada de San Judas Tadeo, es decir, una parte de uno de sus dedos fue traída desde Tolosa por el fundador del Apostolado, Rvdo. Padre Fray José María Garmendia o.f.m.

La Iglesia celebra la festividad de San Judas Tadeo el 28 de Octubre, saliendo en procesión central el primer domingo de noviembre. El día 28 de cada mes, a las 7:30 p.m. y todos los domingos a las 11 a.m. en la Basílica Menor de San Francisco de Jesús de Lima se realiza la misa en honor al Santo Patrón. Al término de la misa del 28 sale en procesión la reliquia sagrada de San Judas Tadeo.

San Judas Tadeo

“Judas” es una palabra hebrea que significa: “alabanzas sean dadas a Dios”. Tadeo quiere decir: “valiente para proclamar su fe”

Después de la Última Cena, cuando Cristo prometió que se manifestaría a quienes le escuchasen, Judas Tadeo le preguntó por qué no se manifestaba a todos. (Gran sensibilidad la de este Santo). Cristo le contestó que Él y su Padre visitarían a todos los que le amasen: “Vendremos a él y haremos en él nuestra morada” (Juan, 14, 22-23).

Se atribuye a San Judas una de las epístolas canónicas, que tiene muchos rasgos comunes con la segunda epístola de San Pedro. No está dirigida a ninguna persona ni iglesia particular y exhorta a los cristianos a “luchar valientemente por la fe que ha sido dada a los santos. Porque algunos en el secreto de su corazón son (…) hombres impíos, que convierten la gracia de nuestro Señor Dios en ocasión de riña y niegan al único soberano regulador, nuestro Señor Jesucristo”. Es una severa amonestación contra los falsos maestros y una invitación a conservar la pureza de la fe. Termina su carta con esta bella oración: “Sea gloria eterna a Nuestro Señor Jesucristo, que es capaz de conservarnos libres de pecados, y sin mancha en el alma y con gran alegría”.

El campo de acción apostólica de San Judas fue amplísimo; evangelizó primero la Judea, después Mesopotamia y, finalmente, Persia, llevando por todas partes la luz de la verdad, transmitiendo La Palabra del Señor y obrando, en su nombre, los más preclaros milagros: el número de los discípulos aumentaba de día en día, atraía a sí muchísimos cristianos, nombraba Diáconos, Sacerdotes y Obispos, fundando Iglesias Cristianas en todas las regiones que atravesaba.

Regresando a Persia, se reunió con el Apóstol San Simón y ambos combatieron fuertemente las herejías de Zaroes y Arfexat, sacerdotes idólatras que habían confundido la conciencia de aquel pueblo, llevándolo a revolverse en contra de la palabra y las obras de los dos Santos Apóstoles.

San Judas sabía que su misión terrena llegaba a su fin y el martirio, para gloria de Dios, estaba cerca.

LSan Judas Tadeolegaron a Suamyr, gran ciudad de Persia. Los dos Apóstoles se alojaron en casa de un discípulo llamado Semme. A la mañana siguiente a su llegada, los sacerdotes idólatras de aquella ciudad, seguidos por una gran multitud del pueblo azuzados por las venenosas presiones de Zaroes y de Artexat, rodearon la casa de Semme pidiendo a gritos la entrega de los dos Apóstoles.

“Entréganos, oh Semme, inmediatamente a los enemigos de nuestros dioses, o si no te quemaremos la casa”.

Ante estas amenazas que no admitían réplica, San Judas y San Simón se pusieron en manos de aquellos malvados que los obligaron inútilmente a adorar a sus falsos dioses; golpeados hasta la sangre, encontraron aún fuerzas para mirarse a los ojos y San Judas, dirigiéndose a su compañero de martirio le dijo: “Hermano, veo a Ntro. Señor Jesucristo que nos llama”.

La turba de los idólatras, ignorando estos coloquios celestiales, movida por un insano furor, se arrojó con mayor encarnizamiento sobre los cuerpos ya sangrantes de los dos Santos Apóstoles hasta destrozarlos: ¡la corona del martirio brillaba sobre sus cabezas gloriosas! A San Simón lo mataron aserrándolo por el medio, y a San Judas Tadeo le cortaron la cabeza con una hacha y por eso lo representan con una hacha en la mano. Se cree que el martirio ocurrió en el año 70 de la era cristiana, es decir, 36 años después de la Ascensión de Jesucristo al Cielo. Como fueron martirizados juntos, la Iglesia celebra la festividad el mismo día de su martirio para ambos: 28 de octubre.

Mientras sus santas almas eran acogidas en la Patria celestial y colocadas a la derecha del Padre, por el que habían ofrecido su vida en holocausto, el cielo de Suamyr, escenario de aquel bárbaro martirio, se quebraba con terribles fulgores, el templo idólatra se derrumbó y los dos sacerdotes, Zaroes y Arfexat, autores del hecho, fueron fulminados por la justicia divina.

Los cuerpos de los dos Santos Apóstoles se veneraron en Babilonia en un templo cristiano que se construyó por orden de algún rey cristiano, después de años de trabajo; el sepulcro se convierte inmediatamente en glorioso por la frecuencia de los milagros obrados por el Santo.

Las reliquias se trasladaron de Babilonia a Roma, siendo colocadas en la Basílica Vaticana, a los pies de un altar dedicado a los dos Santos Mártires.

Desde este sepulcro, el Santo, que tan solícitamente responde a las invocaciones de socorro del género humano, otorga al mundo las gracias y favores que la misericordia del Señor concede a sus potentísimas súplicas.

San Judas Tadeo es uno de los santos más populares a causa de los numerosos favores celestiales que consigue a sus devotos que le rezan con fe.

San Judas Tadeo

Fuente: www.webcatolicodejavier.org

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